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Homenaje en Ciudad Rodrigo a Tomás Calleja Juanes

Viernes, 10 de mayo de 2024

 

Fue el último de los 19 salmantinos internados en el fatídico “campo de los españoles”, de los que 13 fueron asesinados, casi todos en 1941 y 1942, y en Gusen. Allí pasó a ser el número 56579, también como mecánico, y fue destinado a un subcampo especial, Schwechat, localidad cercana a Viena, donde se ubicaba el aeropuerto de la capital austriaca y donde los nazis suministraban mano de obra esclava para distintas industrias bélicas, entre otras la fabricación de aviones Heinkel. Allí los prisioneros tuvieron que sobrevivir no solo a las condiciones inhumanas a que eran sometidos por los SS, sino también a los bombardeos de la aviación aliada, especialmente intensos desde prinjcipios de 1945. Los ataques aliados generaron desplazamientos de prisioneros, de manera que Tomás Calleja pasó de nuevo al campo central. Probablemente su aprovechamiento como obrero especializado le facilitó la supervivencia durante los 14 meses que estuvo internado en Mauthausen, en un periodo en el que, además, los republicanos españoles que sobrevivían tenían ya redes de cooperación interna. Tomás Calleja, un 5 de mayo de 1945, pudo vivir el día de la liberación de Mauthausen y de su propia libertad. Años después, contemplando en una revista de historia la foto de la liberación encabezada con la panliberación encabezada con la pancarta “Los españoles antifascistas saludan a las fuerzas liberadoras”, aseguraba que él estaba en esa foto, aunque no fue capaz de identificarse. Como para el resto de los supervivientes españoles de los campos de concentración nazis, el país de la libertad no fue la España de Franco.
 Fue Francia el país que les acogió, reconociendo su aportación en la lucha contra el nazismo. Tomás se afincó en La Que les Yvelines, una pequeña población al oeste de París, donde en 1946 pertenecía a la sección local del PSOE. También fue Francia el país que le facilitó sobreponerse a las secuelas físicas de la deportación, que le llevaron a estar hospitalizado y a vivir buena parte de su vida con un ano artificial. Fue precisamente en un hospital donde Tomás conoció a Margarita, la enfermera que lo cuidaba y con la que se casaría el 13 de julio de 1962.
Margarita era hija de una familia donostiarra también exiliada en Francia y unos años después se trasladaron a vivir a Cambo-les-Bains, en Bayonne, Francia. Allí Tomás Calleja mantuvo su pertenencia a las secciones de UGT y PSOE de Bayonne. Y allí también pudo restablecer contacto con su familia española, algunos de cuyos miembros le visitaron en su exilio francés durante el último periodo de su vida. De esas visitas, un recuerdo imborrable: “Era digno de admiración por ser capaz de rehacer su vida, por su optimismo y buen ánimo para disfrutar de la vida…” (Maria Antonia Borragán). Tomás Calleja falleció en Cambo-les-Bains en febrero de 1979 a los 80 años. A pesar de residir muy cerca de la frontera española, no llegó a pisar de nuevo España
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