Sebastián Villoria o, como figura en el registro civil, Sebastián Félix Villoria Santiago, nació
en Salamanca el 20 de noviembre de 1919 en el barrio de Pizarrales. Su padre, Sebastián
Villoria, era un jornalero que había llegado de Villaseco de los Gamitos en busca de un
nuevo modo de vida y residía, al menos desde 1912, en el Camino de la Moral, uno de los
ejes que vertebraron el desarrollo de Pizarrales a principios del siglo XX, por aquel entonces
un suburbio de viviendas precarias. A poco de nacer Sebastián, la familia abandonó el barrio de Pizarrales, dejan de estar
empadronados allí en 1921.
Las noticias posteriores hacen suponer que emigraron a
Francia poco después, siendo Sebastián todavía un niño, lo que explicaría que Sebastian
Villoria (sic) aparezca como prisionero de nacionalidad francesa en la documentación
relativa a la deportación. Aunque en algún listado aparece también como prisionero italiano,
siempre aparecen el lugar y fecha de nacimiento correctos.
Lo cierto es que nada sabemos de Sebastián Villoria Santiago hasta que, a la edad de 23
años, aparece en varios listados de la jefatura de policía de Wiesbaden (Alemania) junto a
otros prisioneros franceses, sin que sepamos cuándo y dónde fue detenido. Era febrero de
1943 y los prisioneros estaban asignados a Kalle & Co., una empresa de productos
químicos ubicada en Wiesbaden-Biebrich que usó trabajadores esclavos desde 1941. En un
certificado médico del 10 de diciembre de 1943, Sebastián figura con el diagnóstico de
«abultamiento en la espalda», firmado por un médico ortopeda; y un mes después, en enero
de 1944, se le destina a un campo de concentración.
Sin embargo, Sebastián tardó todavía medio año en ser deportado. El 18 de julio de 1944
fue ingresado en el campo de Dachau con el número 80122, para ser transferido un mes
más tarde al campo de concentración de Flossenbürg, donde pasa a ser el número 21319.
En su ficha de Flossenbürg figura como soldado y posible residencia anterior en Lourdes
(Alto Garona, Francia).
El mismo día de su ingreso en Flossenbürg, el 26 de agosto de 1944, fue enviado al
subcampo de Hersbruck, un campo anejo donde unos 10.000 presos trabajaban en túneles
conocidos como Doggerstollen que contenían 4 km. de naves industriales proyectadas para
la fabricación de motores de avión BMW.
Los prisioneros, además de trabajar en
condiciones infrahumanas, debían caminar cada día 5 km desde el subcampo hasta los
túneles. En Hersbruck murieron unos 3.500 deportados.
La llegada de las tropas aliadas en la primavera de 1945 precipitó la evacuación de
Flossenbürg y sus subcampos en varias «marchas de la muerte» enviadas hacia Dachau
entre el 19 y 20 de abril.
Sebastián Villoria fue de nuevo ingresado en el campo de Dachau
el 24 de abril de 1945, asignándole el número 160085. Cuatro días después, el 28 de abril
de 1945 quedó registrada su muerte. Al día siguiente, tropas norteamericanas llegaron a
Dachau y liberaron el campo.
No hay constancia de cómo fue asesinado Sebastián Villoria, pero la fecha en que se
registró su muerte, a la semana de la evacuación de Flossenbürg, hace suponer que no
sobrevivió a la «marcha de la muerte» en que llegó a Dachau. Uno de los relatos de cómo
los norteamericanos descubrieron Dachau resulta bastante explícito de lo ocurrido: "Para
entrar en el campo, los soldados siguen una carretera que bordea la vía férrea.
Horrorizados y estupefactos, encuentran allí un tren de unos cuarenta vagones abiertos
donde yacen unos dos mil cadáveres en fase de descomposición". Es con esta visión digna
de El Bosco como los estadounidenses se acercan al campo de Dachau… El caso es que
los soldados estadounidenses, enfurecidos por la visión del tren, dispararon sobre los SS
que aún se encontraban allí, pese a que estos se presentaban a ellos con una bandera
blanca para rendirse". (Annette Wieviorka, 1945. Cómo el mundo descubrió el horror, 2015).