El 22 de mayo de 1938 se produce la mayor fuga de presos de una cárcel española, la Prisión Central de Pamplona, ubicada en el Fuerte de San Cristóbal. Tristemente famosa por las duras condiciones que tenían que soportar los reclusos.Fueron 795 presos fugados y un total de 221 los asesinados. Unos por Consejo de Guerra, fusilados en el mismo Fuerte de San Cristóbal. Otros asesinados en el Monte Ezcaba y enterrados en fosas comunes, fosas que actualmente están siendo exhumadas. 11 salmantinos esperan a ser exhumados e identificados.
Solamente lograron escapar y pasar a Francia 3 personas, una de ellas fue el salmantino, Valentín Lorenzo Bajo, de 36 años, hijo de Domingo y Josefa, jornalero, secretario de la Sociedad de Trabajadores, casado con Sabina Lorenzo.
MUERTOS EN LA FUGA DEL 22 MAYO DE 1938 DE SALAMANCA.
Acosta | López | Lucas | Villavieja de Yeltes | 43 años | Muerto en la fuga |
Fraile | Sánchez | Ángel | Pelayos | 37 | Muerto en la fuga |
García | Jiménez | Ángel | Salamanca | 20 | Muerto en la fuga |
García | Tejedor | Gregorio | Terradillos | 37 | Muerto en la fuga |
González | Borrego | Francisco | Salamanca | 27 | Muerto en la fuga. Consta como no identificado |
González | Carreto | Gabriel | Vista Hermosa | 23 | Muerto en la fuga |
Haro | Gómez | Ramón | Encinas de Abajo | 26 | Muerto en la fuga |
Muñoz | González | Manuel | Salamanca | 23 | Muerto en la fuga. Consta como no identificado |
Pizarro | Pereira | Emiliano | Villar de Ciervo | 38 | Muerto en la fuga |
Reyes | Sánchez | Domiciano | La Maya | 24 | Muerto en la fuga |
Sánchez | Vicente | Patrocinio | Golpejas | 24 | Muerto en la fuga |
El Acto en si, no solo es la presentación del libro, también, a través del mismo, ponerse en contacto con los familiares de los salmantinos allí enterrados para poder llevar a cabo la identificación de sus restos.
LOS LOGROS DE LA MUJER EN LA SEGUNDA REPÚBLICA
por
María José Turrión García
RESUMEN
En 1931, la conquista del voto femenino, porque sin duda se trató de una conquista. La aprobación del divorcio, del matrimonio civil, el reconocimiento del derecho de la patria potestad de las mujeres sobre sus hijos, la eliminación del delito de adulterio para las mujeres, la conquista del espacio público… Fue una eclosión de derechos reconocidos por la República específicos de género. Hubo otros como la coeducación, que afectaron directamente o el incremento de escuelas, así como la enorme preocupación que la República prestó a la educación en general, no solo de las mujeres.
El trabajo feminista se venía desarrollando desde finales del siglo XVIII y desde luego muy activamente en el primer tercio del siglo XX. No hubiera sido posible sin las mujeres avanzadas, cultas, las modernas y pioneras, las obreras, que desde la atalaya del entendimiento y la educación vislumbraron que otro mundo era posible, el de la igualdad en derechos para hombres y mujeres. No es de extrañar que festejasen saliendo a la calle, tomándola en celebración, el día de la proclamación de la República, veían en ella su momento. Por eso no resultó sorprendente, verlas tomar la calle en su defensa tras el golpe militar del 18 de julio y en los tres años de guerra. Inmediatamente se armaron formando batallones femeninos o integrándose en los mixtos. Ocuparon los puestos de los hombres en las fábricas, trabajaron en los hospitales, en la confección de ropa para el Ejército, llevaron la cultura al frente, tejieron mantas, cocinaron en los cuarteles, limpiaron, escribieron libros, artículos en prensa. Estuvieron en el frente y en la retaguardia, muchas murieron luchando por unos ideales, y en defensa de unos derechos. Debemos contar su historia, olvidada y relegada durante mucho tiempo, porque su historia es nuestra historia y aún faltan muchas páginas por escribir y por saber.